rodeado de ramas de llamas, sin abrasarte un ápice debido a tu condición de estatua de sal. Sofocas cualquier combustión química y las explosiones de tu aliento apaciguan toda rebelión nuclear. Eres guerra a la vez que desafiante paz. Tu poder radica en la contracción confundiendo en esa huida valiente que tienes con el mundo, tranformando la gravedad en repulsión magnética te obcecas demasiado en levitar, y lo consigues a precio de temporada.
lo confieso, no se quien soy y me pierdo por un poco de realidad, lija de metal que me pulimenta las ideas y todo se traspasa y da igual si miras mi sombra o la suela de tu zapato, me extingo entre líneas, me acoplo en el punto suspensivo para resurgir en la acidez de una cena de pimiento.
y para eso por supuesto me quedo en el vacío
y en esa metáfora que cabalga en las uñas del pie y recortas de vez en cuando para volverte a sorprender pinchando.
-Vén-venceme, arráncame de raíz y haz con mi espacio el desdén de tus talones.
-Si te atreves a existir rogaré al infierno que me devuelva la cabeza.
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