Primero te quitas la ropa por fuera,
para así ponerte 23 sudaderas por dentro.
Un cuerpo más otro cuerpo no es más que un montón de soledades.Apiladas unas tras otras como tengo apilado el calor de cuando me tocabas para usarlo en las noches de frío.
Y mientras, utilizo pieles como bombas de placebo que me estallan en la cara. Una y otra vez. Y en la cabeza.Una y otra vez.Esa estúpida cabeza que dejó de pensar en ti.
Me enjaulo en mandíbulas buscando si queda en alguna de ellas el mas mínimo resquicio de tu saliva.En cualquier rincón de esos paladares que ninguno me interesan. Paladares que moldeaban palabras que no me importaban en absoluto.Bocas que dicen mi nombre.A las que yo imaginaba diciendo el tuyo.
Y mientras los desnudo como si debajo de esa ropa estuviese tu cuerpo trémulo y latente.
Como si fuese un niño en navidad abriendo lo que espera ser un tren y en realidad es una pistola.
Accionaba el telón y surgía mi drama hecho comedia.
Mis manos buscaban tu espalda en sus espaldas.
Sin entender.
Cada caricia me alejaba más y más de ti.
Un hogar desconocido cada carne. Y yo solo quería volver a casa.
Recorrer caminos que me llevasen a tu clavícula y dormir allí para siempre.
Tragarte una y otra vez para sentirte dentro de verdad.Y no probar bocado nunca más.
Cada beso me sabía más y más a mentira.
Cada vez que hacia el amor con ellos, maté las veces que tu y yo hacíamos el amor.
Tu y yo.
Porque ya no hay más nosotros.
Y es eso lo que no me entra en la cabeza.
Esa estúpida cabeza que no deja de pensar en ti.
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