Los demonios abren la ventana, saborean la munificencia de la inspiración y pretenden secuestrarla, salvajes, me ponen colérica, no soy nada del otro mundo, no tengo ninguna clase de dote divina pero en estos temas soy terrible, posesiva y astutamente recelosa. Mantengo la calma, me muerdo el labio, tengo sed, quiero un té - no es lo mismo que un te quiero- me voy, no puedo, tengo a los demonios en mi espalda, dispuestos a absorber la inspiración que se derrite dactilar. Un dos tres mil. Son fuertes, no se rinden, me desgarro, me están arrancando algo. Me duele la cabeza, no me duele, no tengo cráneo y hay un agujero en mi nuca, tengo ansiedad, mi corazón aporrea, sollozo y las lágrimas esconden palabras, lendñlsadnalwneowindn samw
¿Qué iba a decir? Lo que nunca fui, alguien con dos dedos de frente, ahora no tengo dedos con los que medirme, tengo boca, pero no palabras, ideas inexactas que se pierden en su soledad, no hay contracción, no hay expansión, inmutabilidad espantosa, perdición........................................................otra vez, megafonía para mi identidad perdida
en el frondoso bosque del amor, donde te busqué tanto tiempo y te encontré amordazada en esa trampa para ratas, te lo dije, no soy alimento de carnívoras, a mi hay que sorberme como un gazpacho.
Los demonios han entrado y cuando les abro la puerta empiezan a salir
mis mentiras de ti.
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