Olvida todo lo que te pueda decir.Es mi mentira de ti.

jueves, 26 de mayo de 2011

Hidratas la mañana con tu despertar feroz de animal hambriento, en tu boca queda dibujada la belleza que ansían mis palabras. Quiero ser tu hogar para que me habites con alta densidad, necesito aterrizar, tener un suelo y dejar de oscilar entre los puntos suspensivos que hay entre tu y yo.

Pienso derrocar mi extranjería en tu mente, aunque tenga que esperar años en la cola de tu añoranza y confundirme con tu primer beso, tu décima noche insomne, tu primera caricia, la primera timbalada en tu pecho, la última metafísica de sobremesa, el tercer desencuentro, la quinta materia suspensa. Qué mas da, confundirme, que perderme, que desaparecer en la cola de tu añoranza, aunque tarde años conseguiré mi visado y dejaré de ser una extranjera en tu mente.
En tu insigne falta de seguridad me aseguro el primer puesto y soy ese tumulto nervioso en la boca de tu estomago, sofócame, sáciame, víveme... quiero ser tu pueblo.
No sabes si me quieres o me desquieres, pero qué importa, tengo 2000 te quieros que no uso y puedo hacer un incendio con ellos, que me consuma, como cuando confundía el aire con tu aliento y me prendía. Tu sudor es una mina, quiero caudales, tu sudor es mi sed, me deshidrato hasta que despiertas.
No quería el olor de la colonia, ni del suavizante, quería lo que quedaba después de la muerte súbita, el confundir tus ojos con dos bolas del ocho entre óvalos divinos, el infinito vertiéndose entre tus pestañas y no, y sí, y ahora? Tu tacto no me pertenece y he tenido que recurrir a la muerte para encontrar otro sentido. y ahora?  Mi abrigo de te quieros está hecho con tu piel y huele a cuero puro después de pasarse 12 horas dejándose arrasar por toneladas de sudor, presión y expansión.

Aunque des la vuelta al universo, llegues a la nada y reniegues de todo lo posible, siempre seré tu pueblo, tu hogar. Me encuentro decorada a tu gusto, como me dejaste, con las calles después de un día de fiesta, las persianas bajadas y la cama deshecha, la puerta entreabierta y una brisa recorre mi desorden cuando siento que te acercas, a sabiendas de mi estupor, irás al baño y te volverás a marchar.
Me caminarás aunque te vayas y respirarás el aire que te reservo, pues sin darte cuenta me guardé tu pulmón en un descuido de estos...

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