Estaba
delante del ordenador mirando tu perfil de Facebook.
Actualizar.
Actualizar.
Actualizar.
Biografía.
Fotos.
Tus fotos. Nuestras fotos.
Desetiquetar.
No. Si.
Borrar.
Actualizar.
Todos nuestros comentarios.
Las canciones bombardeando muros. Nuestras canciones. Tus canciones. Mis
canciones.
Me gusta.
No me gusta.
Y yo pegado a la pantalla.
Pegado a la pantalla como si así estuvieses más cerca. Como si realmente te
estuviese mirando. Con la necesidad de que aparezcas en conexión aunque no me
atreva a decir “Hola, que tal?” Pero con la posibilidad de poder hacerlo.
De poder decirte, “te echo de menos”
Pegado a la pantalla como si mi habitación no estuviese poblada de icebergs. Como
si nos calentáramos tanto que no distinguiéramos el sudor. Creyendo incluso que
puedo escuchar tu voz. Así de patético. Así de real.
Cómo si no me encontrara solo.
Y entonces te has conectado.
Y me has dicho “Te echo de menos”
Y todos los icebergs se han derretido de
pronto .
Todo se ha empezado a inundar y se ha
mojado el ordenador.Ni siquiera he podido contestarte;
"Yo también"
No hay comentarios:
Publicar un comentario