Tengo los ojos tan maquillados como dos bolas de alquitrán, para que cuando me mires desfallezcas en mi hipnosis. Estas delante mía y
sofocándote en tu mundo no te percatas que necesito que me mires aunque sea un
momento, repares en mi existencia y te quedes un rato rumiando mis átomos y
deseando hablarme.
Maldita sea, no te dignas a levantar un segundo la vista,
parece que soy transparente, ¿habré muerto y no me habré dado cuenta? Que daño ha hecho el cine americano.
Tengo los ojos tan maquillados como dos agujeros negros, he
estado horas recolectando rímel en tres centros de estética y cinco tiendas
de chinos y tu maldita entidad no se da ni cuenta.
Se me saltan las lágrimas de desesperación y mi efecto
óptico resbala por toda mi cara, ahora que sólo quiero evaporarme y que nadie me
atienda, me miras, sonríes y me tiendes un cleenex. Serás gilipollas.
-Sólo quería que me necesitaras.-
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