Agujero negro

El tiempo no me sirve.
Ni el espacio.
No me sirve la distancia.
Ni siquiera la cordura.
Pueden pasar meses en el calendario,
pero son segundos en mi vientre.
No existen kilómetros, ni despedidas.
Ni auténtico “adiós”
Da igual el norte o el sur.
Da igual que existan otras bocas. Que bese otras bocas.

                                                                     Estoy cansado.

Quiero desmaterializarme.
Expandir mis átomos por todos los cuerpos sudorosos de todas las asquerosas ciudades en las que no me encuentro.
Desubicación crónica.
Síndrome de sthendal.
Química.
Quiero fundirme en una pared. En el centro de una pared sin ventanas.
No funciona el tiempo.
El tiempo se instala detrás de mis recuerdos.
Ellos van siempre delante.
Latentes.
Tanto,
que parece que fue ayer cuando éramos eternos.

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