los pajaros tienen alas, los peces aletas, y los humanos ideas. Son el proyectil para la supervivencia. Si no fuese por la creación jamás se punzaría al intelecto cuando liberas un sueño carcomido entre dos resquicios del cráneo.
Las ideas encerradas marchitan la existencia, declive de valor. Se supone que con las artes se hidratan y empiezan a aletear de nuevo. Cambian, mueren, vuelven.
Divergencia, presunción merecida, no quiero terminar de vivir, pero el argumento no cesa de confundir su liquidez con superación.
Electroshok constante. No desaparecer, no trasformar el mundo en escenario, el cuerpo se hace habilidoso en germinar enfermos.
La mente nos fricciona, y sin embargo se dice que es útil cuando estamos deseando constantemente que nos la borren.
De ja la mente.
Bórrame la, pesa mucho, el pensamiento vive más que yo, demasiado, el tiempo me perfora, adiós.
y vuelven.
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