Olvida todo lo que te pueda decir.Es mi mentira de ti.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Hay un pájaro muerto bajo mi almohada azul.



Supongamos que hace frío. Mucho frío. Que las noches se hacen largas y los pies no entran en calor. Supongamos entonces que somos dos cactus. Dos cactus raptados bruscamente de un cálido desierto. Supongamos que ese frío se nos hace insoportable. Supongamos que sólo el calor que desprende uno y el calor que desprende el otro puede aplacar un poco la nieve. Supongamos entonces que nos abrazamos y hacemos que las noches no sean tan largas ni el frío tan inaguantable. Supongamos que recordamos cuando estábamos en el desierto, cuando el calor nos hacía sonreír. Supongamos que los pies entrelazados pueden con los icebergs. Volvamos a suponer entonces que somos cactus. Supongamos que para aplacar el frío, al abrazarnos nos pinchamos. Tú con mis púas. Yo con las tuyas. Supongamos que nos pinchamos el uno al otro. Que cuanto más nos abrazamos, más se  clavan.Adentro.Adentro.Adentro.

Y ya que suponemos, 
supongamos que nada de eso duele. 
Supongamos que merece la pena.
.
Porque
 prefiero clavarme tus púas de cactus,
 a sentir las caricias de cualquier otra amapola.


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